PROYECTOS TRANSFORMADORES DE LA REALIDAD: UNA NUEVA FORMA DE MIRAR
Para el reto de esta semana me ha parecido interesante dar a conocer dos propuestas de las que he tenido conocimiento por Internet, encaminadas hacia la transformación de los entornos de aprendizaje en el ámbito de la educación reglada, para que estos lugares resulten "más amables" y más inclusivos para las personas que los viven y que se desarrollan en ellos, sobre todo en las etapas de la infancia y la adolescencia.
Realmente no les he seguido la pista después, así que no sé hasta qué punto han funcionado o el calado o repercusión que habrán conseguido a medio-largo plazo. Pero lo cierto es que el hecho de que propuestas como estas se planteen y se intenten llevar a cabo en la práctica, ya me parecen un logro importante y un avance a considerar hacia la igualdad y la no discriminación. Por eso las propongo como ejemplos a seguir, ejemplos de lucha por la igualdad y la justicia social.
La primera propuesta versa sobre la diversificación que se hace de los entornos de un centro educativo fuera de lo que son las aulas del mismo. Por ejemplo, restando espacio a las pistas deportivas, usadas tradicionalmente para jugar al fútbol o al baloncesto, en aras de posibilitar otras expresiones en las mismas y otras formas de utilización y sobre todo, que otras personas (no jugadoras de fútbol o de baloncesto, por simplificar) puedan estar en ellas y utilizarlas también.
"Conoce la propuesta de transformación del patio de La Paloma".
La otra propuesta, también enfocada al entorno escolar, ahonda en la idea de la importancia de luchar contra los roles y estereotipos de género dentro de la escuela y desde la más tierna infancia.
En este sentido yo hago la siguiente reflexión: Qué pasaría si cultiváramos la idea en la infancia de que da lo mismo que seas niño o niña a ojos vista, y de que da lo mismo que te sientas niño o niña en tu interior, porque con esfuerzo y dedicación conseguirás igualmente todo aquello que te propongas sin importar tu sexo ni tu género, porque todos somos dignos y válidos por el mero hecho de existir, todos tenemos siempre algo bueno que aportar (independientemente de nuestras singularidades y tal vez puede que por ellas), y que siempre que tratemos a nuestros semejantes de la misma manera que nos gustaría que nos tratasen a nosotros mismos todo cambiará a mejor para todos.
Si conocer el sexo biológico de quien me habla no fuera determinante a la hora de socializar y confraternizar con esa persona, o si nuestras diferencias fueran vistas como oportunidades enriquecedoras en vez de como lastres insalvables, si comprendiéramos que eso es lo deseable para tener un mundo más democrático, justo e igualitario, sin duda la Humanidad y nuestra Civilización tendríamos un futuro más halagüeño y esperanzador. Quedarían fuera las fobias y la ceguera del que no quiere ver, y haríamos hueco para la compasión y para la mirada lúcida necesarias para abordar los retos presentes y futuros de la Sociedad: enfermedades, envejecimiento de la población, destrucción de la biodiversidad, etc.
Aquí dejo la noticia:
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